(Autora: Ana Cicúendez, gemóloga, tasadora y especialista en diamante, formadora de AETA)
La Tasación de Joyas consiste en la determinación del valor aproximado de una pieza, en un determinado lugar y momento. Esta valoración se hará según sus componentes (metal, gemas y/u otros elementos) procesos de fabricación y manipulación que intervienen, la historia y firma de la joya. Todas estas variables hacen de cada joya una pieza única y diferente, y le otorgarán distintos valores parciales que unidos darán el valor final de la pieza.
A la hora de la valoración de la firma, lo fundamental, aunque pueda parecer de Perogrullo, es que ésta sea original. A partir de ahí, es importante el distinguir si la marca es nacional o se trata de una marca de reconocido prestigio internacional. Otro valor a añadir es en el caso de firmas centenarias, ya sean nacionales o internacionales.
Las marcas que tienen un reconocimiento sólo a nivel nacional, su valor no influye tanto a la hora de realizar la tasación de la pieza. Al igual que marcas nuevas, que todavía no se han afianzado totalmente en el mercado. En España, por ejemplo, sin ir más lejos, tenemos el caso de joyeros que, con cierto reconocimiento en nuestro mercado nacional, (algunas de sus piezas ya se han visto en subastas nacionales), el valor que pueden alcanzar sus piezas en el mercado oriental, concretamente en Japón, pueden llegar triplicar el aquí obtenido.
Determinadas piezas, se presentan por sí mismas, un broche de Cartier, un brazalete de Van Cleef, una peineta de Lalique o una diadema de Ansorena. En el caso de estas piezas, será importante documentar su historia y procedencia, convirtiéndose a veces estos datos junto a la firma en los máximos valores de la pieza.
Lo que para algunos puede ser un reloj antiguo, no me gusta decir viejo, para alguien experto en la materia se convierte en una pieza con un valor añadido un Rolex GMT-Master de 1955, que fue el reloj oficial de varias aerolíneas entre ellas la Pan Am, y que además tiene un precio de colección muy elevado. Aquí aplicamos el valor añadido, no sólo de la firma, sino de alguna manera, de pieza histórica.
Las gemas que se valoran menos y que se han depreciado en la actualidad, por ejemplo, piezas modernas con diamantes negros y las perlas cultivadas, adquirirían otro valor en el caso de estar en una pieza firmada, de una reconocida firma internacional.
Grandes firmas internacionales como Cartier, Bvlgari, Harry Winston, Van Cleef, Chopard..., sólo por poner su firma en la pieza pueden y de hecho lo hacen, incrementar su valor en torno a un 25%. A este valor podemos añadir también el que fuera una pieza de firma y además antigua, no valoraríamos igual una pieza Cartier de 1920, que una hecha en nuestros días, aunque ambas estén igualmente firmadas. Actualmente, en el mercado del arte, gran parte del valor de una obra en el mercado está en la firma, este baremo se aplica también a las piezas de joyería. Porque, insistimos la joyería es un arte y hay joyeros que son grandes artistas.