La Asociación AETA celebró su viaje anual en Cartagena y el valle minero de La Unión.
La Asociación Española de Tasadores de Alhajas celebró el pasado Puente de Todos los Santos su tradicional viaje cultural y este año le tocó el turno a la ciudad de Cartagena y el valle minero de La Unión. Un total de 16 asistentes, entre asociados, amigos y familiares, pasaron dos intensos días conociendo una parte de los tesoros arqueológicos y gastronómicos que alberga la Región.
Como no podía ser de otra manera, el viaje contó con una importante componente cultural con la que la ciudad portuaria transmite sus más de 2.000 años de historia. Y el mejor escenario para contextualizar fue precisamente el Museo Arqueológico Municipal, lugar que, pese a sus pequeñas dimensiones, ofrece una muestra desde la Prehistoria, hasta los reconquistadores cristianos, pasando por fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos o musulmanes, que dejaron su huella en la zona.
La primera jornada continuó con una visita al casco histórico y subida al castillo de la Concepción, en la colina más elevada de la ciudad, desde donde disfrutar de una excelente panorámica, con elementos como el impresionante puerto natural de Cartagena, el cerro del Molinete (sitio arqueológico donde asentó su sede el fundador de la ciudad, Asdrúbal el Bello), o el teatro romano mandado construir por el primer emperador de Roma, Octavio Augusto.
La tarde concluyó con una visita guiada al Museo Nacional de Arqueología Subacuática, actualmente conocido por ser la principal sede del Tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, recuperada después de años de litigios a la empresa norteamericana Odyssey. No obstante, el Museo es mucho más que esta colección de monedas de plata y oro, y cuenta con una amplia muestra de pecios recuperados en la costa de la Región que datan del siglo IV antes de Cristo.
Después del intenso repaso histórico por la ciudad tocó el turno a la vertiente minera de una región hoyada por los siglos de extracción (plata, plomo, estaño, hierro, pirita...) que pudo verse de primera mano en la mina unionense Agrupa Vicenta, la mayor visitable de Europa; así como los efectos nocivos de la minería más irresponsable, personificada en la tragedia ecológica de la Bahía de Portmán.
El encuentro terminó con una comida a orillas del Mar Menor donde se repusieron fuerzas con productos locales como el Caldero para regresar, cada uno, a sus respectivos destinos.