En busca de topacios y aguamarinas en la Mina de la Osa, Zona de la Serena 2007 Diciembre, Excursión a Extremadura Camino a la Mina de la Osa, con los primeros minerales encontrados, ¡¡¡de Pata Negra!!!.
El último viaje del año ha sido, como no podía ser menos tratándose de quienes se trata y yendo donde fuimos, de un periplo de “pata negra”. Siguiendo la inveterada costumbre de recalar en sitios diferentes, do quiera que la amabilidad y capacidad de sacrificio de quién acepta encargarse de la organización nos hace recalar, esta vez ha sido Adelaida quién se ha lanzado a la palestra y nos ha llevado a su maravillosa ciudad de Zafra, alojándonos en la incomparable Casa-Palacio de los Condes de la Corte.
Hay tanto que ver, tanto que hacer, tanto recuerdo para atesorar en esa maravillosa tierra extremeña, que los esforzados viajeros nos hemos visto en figurillas para cumplir el plan de viaje. Pues si queríamos ver arte, ahí han estado las visitas al centro-histórico de Zafra, al Alcázar-Parador, antaño Palacio de los Duques de Feria, y las relampagueantes visitas a las poblaciones del entorno.
Y si de naturaleza se trataba, cómo olvidar la visita a la Ganadería de Lidia del Conde de la Corte, señera en los cosos españoles. En lo referente a la Gastronomía, qué decir de la Tortas de la Serena y de Castuera; del zarangollo y el cojondongo (no tiemblen, que se trata de platos típicos extremeños); del bacalao dorado y de la presa ibérica.
Y del vino de la Ribera del Guadiana e le Cava de Almendralejo, que han sido notables descubrimientos para todos, por su calidad y por el encomiable esfuerzo que a ellos se dedican. Por último, recordaremos la pequeña exhibición de corte de Jamón de Jabugo en la que el cortador (quien estas líneas escribe) pudo experimentar en sus carnes que, por rápido que fuera cortando, nada era comparado con la velocidad a la que los delicados paladares de sus amigos despachaban los platos de jamón.
Y para no olvidar la tarea profesional, los valientes expedicionarios se lanzaron por esos caminos, y purgaron sus desmanes picando piedra en una cantera granítica, a la busca de los codiciados topacios. Diremos que, esta vez sí se ha obtenido fruto a los desvelos y afanes en forma de algún que otro topacio (de las aguamarinas ni la luz ni la sombra de una de ellas). Pero la tarea de minero se vio recompensada con un almuerza “a pie de obra” a base de mantener la fidelidad al Jamón de Jabugo regado con cava de la tierra. ¿Cuándo hacemos el próximo viaje, por favor?
Fernando Yandiola, Socio Honor A.E.T.A.