Crónica de un agradable fin de semana entre icnitas y piritas.
Coincidiendo con la Asamblea General de A.E.T.A. los miembros de la misma, hemos tenido la gran fortuna de tener un estupendo pretexto para romper con nuestra rutina laboral y perdernos un poquito por esa tierra tan maravillosa como es La Rioja, que no solo nos ha proporcionado un extraordinario deleite gastronómico, bañado por riquisimos caldos de la tierra sino que hemos tenido la oportunidad de ponernos en contacto con otra parte del típico paisaje riojano que todos podemos tener en nuestras mentes (lleno de viñedos y campos de cultivos) para adentrarnos en su parte mas montañosa descubriendo con ello la riqueza de su legado desde hace cientos de millones de años.
De todas formas si ustedes me lo permiten no quisiera saltarme ningún detalle de lo acontecido. Nuestra grata experiencia comenzó el viernes quince de noviembre con una visita a la catedral de Calahorra, la cual se descubrió ante nosotros con una majestuosidad digna de sorpresa al no esperar una joya de tanta valía ante nuestros ojos.
El sábado se anunciaba un tanto peligroso...... iniciamos la mañana con la visita; como no; a una bodega de vino cerca de Alfaro, se pueden imaginar que manera tan grata de sorprender a nuestro paladar (y no es por dar envidia a nadie). Mas tarde nos dirigimos al centro de Alfaro para visitar La Colegiata de San Miguel, única en la zona realizada en ladrillo aplantillado y siendo el mayor templo de La Rioja, alberga en sus campanarios el mayor número de nidos de cigüeñas de toda Europa. Todo un espectáculo. Tras una agradable comida nos encaminamos hacia una de las primeras aventuras programadas; “Visita a la Ruta de los Dinosaurios”.
El paisaje hasta Enciso no pasó desapercibido para nadie; pudimos observar los grandes y caprichosos monolitos de arenisca esculpidos por el aire y el gran espectáculo que suponen las paredes laterales a la carretera, erosionadas por viento y el agua, hablándonos de su gran longevidad y del carácter de esta tierra. Una vez llegamos nos pusimos en contacto con una pequeña parte de lo que es la ruta de lo dinosaurios; muy extensa por cierto, lo más maravilloso fue poder sentir gracias a estas huellas la presencia de seres que ya no están entre nosotros.
Vimos icnitas de dinosaurios carnívoros y herbívoros y reproducciones de los mismos en cartón piedra diseminados por los montes a tamaño real, cosa que ayuda mucho a ponerse en situación, sobre todo a los que la imaginación no nos lleva a poder recrear el animal en la mente con una simple huella. Bueno y ustedes se preguntarán ¿y la Asamblea..... ? no se preocupen, les prometo que la hubo a última hora del sábado; tras la cual, Don Luis E. Ochando nos deleitó con una magnifica conferencia sobre la pirita en las minas de Navajún situándonos en todos su aspectos históricos y mineralógicos. Sin duda alguna una gozada para nuestros oídos.
La jornada del sábado se dio por concluida con un extraordinario ágape lleno de productos típicos de la tierra de la mano de Mº Sol y una cena llena de sorpresas. El domingo, acompañados por un soleado día nos encaminamos hacia las minas de Navajún, la segunda aventura programada, la cual comenzó en todo terreno para poder acceder a los 1.200 mm de altura donde se encuentra la mina Victoria. Acompañados por el dueño de la misma y gracias a la introducción que la noche anterior nos hizo Don Luis E. Echando tuvimos la sensación de estar totalmente familiarizados con el entorno.
Lo mejor fue cuando nos dieron la oportunidad de extraer nosotros mismos todas aquellas piritas que nuestras bolsas pudieran acarrear y pico en mano nos pusimos manos a la obra. Una experiencia inolvidable. Eso sí, no se crean, terminamos todos de barro hasta las orejas. (Creo que eso fue otra de las cosas más emocionantes). Finalmente nos dirigimos a comer donde ya nos despedimos hasta la próxima aventura, perdón quise decir hasta la próxima Asamblea General.
Y como no, me gustaría incidir en que todo esto no hubiera sido posible sin el estupendo trabajo organizativo de uno de nuestros compañeros: J.A. Ruiz Domínguez y su mujer Mª Sol los cuales no solo nos han ofrecido su tiempo, esfuerzo y trabajo sino que también nos ha proporcionado un desinteresado calor humano que no podemos dejar por menos que agradecer.
Mar Marín. Bilbao.